Texto de la Mtra. Ana Lorena Iturbe, Profesora de Posgrados de Ingeniería en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara.
Como consumidores es más frecuente encontrarnos expuestos a infinidad de productos que afirman ser sustentables, sin embargo, es común que no se tenga idea en qué consiste esto. En ocasiones, pensamos que al comprar productos que digan biodegradable, ecológico, bambú, empaques oxo-degradables o bolsas degradables estamos ayudando al cuidado del medio ambiente y, por el contrario, en algunos casos estamos empeorando la situación ambiental.
¿En qué consiste ser un consumidor sustentable? en mi experiencia, significa volvernos un consumidor activo, es decir, planear qué haremos en nuestro día y qué se necesitará para lograrlo.
Lo anterior va más allá de cambiar hábitos, se trata de investigar y comparar antes de hacer la compra. Tomar la decisión por precio pasará a un segundo plano, en primer lugar, se valorarán otros aspectos como: impactos ambientales, el porcentaje de material reciclado, si se reutiliza o se puede reciclar y dónde se ha fabricado el producto.

¿Has pensado cuántos kilómetros tuvo que recorrer un producto para llegar hasta nuestras manos? Entre más kilómetros se recorran más contaminación se genera. Si la fabricación se realiza cerca de nuestra ubicación, la distancia recorrida es menor, se contamina menos y se apoya a la economía local.
Por otro lado ¿qué recursos necesita el producto para ser utilizado? Utiliza luz, gas, agua, etc., o una mezcla de ellos. Si logras encontrar una alternativa que utilice menos recursos y ofrezca la misma función ya es un punto a su favor.
Actualmente encontramos productos en tiendas ecológicas u orgánicas que, a la vista, parecen una excelente alternativa que consideraríamos de inmediato por estar en un establecimiento así. Sin embargo, no siempre es garantía de que ese producto sea sustentable.

Como consumidores, debemos investigar qué beneficios podría ofrecer el producto, además de verificar que su materia prima sea la adecuada, que no ofrezca soluciones solo momentáneas y a la larga afecten en la salud o generen mayores impactos ambientales.
Por ello, algunos de los consejos para percatarnos si un producto es sustentable o no son las siguientes:
- Contemplar si el producto utiliza materiales reciclados en su fabricación, esto ayuda a que no se necesite materia prima virgen para su elaboración y, por lo tanto, menos energía y menos contaminación.

- En el caso de objetos de plástico, es importante considerar si viene señalizado con el triángulo de Möbius, el cual indicará el tipo de material con el que está fabricado, y si es reciclable o no.

- Una vez que ya se utilizó el producto, identifica si su ciclo de vida realmente ha terminado o aún se puede reparar, reusar o reciclar.

- Afortunadamente, para ser sustentables no todo depende de nosotros como consumidores, algunas compañías ya están integrando acciones desde el diseño de productos.

En conclusión, ser un consumidor sustentable nos invita a participar de forma activa en el cuidado del medio ambiente, desde la investigación para la decisión de la compra, planeación en el día a día, cambio de hábitos, modificación en algunas rutinas hasta la consciencia sobre la generación de residuos.
Entendamos todo el ciclo de vida y busquemos productos que cumplan con las necesidades, pero que disminuyan nuestro impacto para el cuidado del medio ambiente. Para lograrlo, es importante hacerlo de forma gradual, con pequeñas modificaciones que se transformarán en mejores hábitos y generarán sistemas dentro de la vida cotidiana que nos ayudarán a ser un consumidor sustentable.