La vida en el planeta es posible gracias, entre otras cosas, a las condiciones climatológicas y de temperatura que permiten que el ecosistema funcione para todos los seres vivos que lo habitan. Cuando se ve afectado se presenta una crisis climática.
Esta crisis actual de emergencia que enfrenta el mundo es causada por el alarmante ritmo en el que se ha ido calentando el planeta en las últimas décadas causado principalmente por las actividades humanas.
El uso de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón, la agricultura, la ganadería, y muchas otras actividades humanas emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono y el metano, que llegan a la atmósfera y retienen el calor en la Tierra, causando un aumento anormal y peligroso de la temperatura mundial al que se le ha dado el nombre de calentamiento global.
Entre más caliente esté el planeta, más cambiará el clima y especialmente más frecuentes e intensos serán los eventos climáticos extremos. Además, el cambio climático ha desencadenado procesos naturales inéditos como el deshielo del ártico y el aumento del nivel del mar.

Crisis climática en América Latina
Un informe realizado en 2020 por la Organización Meteorológica Mundial (OMN) confirma que el cambio climático en América Latina será más severo. Se batirán récord de huracanes, se sufrirán severas sequías, seguirá aumentando el nivel del mar y habrá más incendios; todo podría empeorar si no se logra detener urgentemente la emisión de gases de efecto invernadero.
El informe señala que los eventos relacionados con el clima y sus impactos cobraron más de 312.000 vidas en América Latina y el Caribe y afectaron a más de 277 millones de personas entre 1998 y 2020.

¿Cuál ha sido el impacto más significativo en la región?
2020 fue uno de los tres años más cálidos de América Central y el Caribe, y el segundo año más cálido de América del Sur, con 1,0 grados centígrados, 0,8 y 0,6 por encima del período 1981-2010, respectivamente.
En América del Sur los impactos fueron extremos. La intensa sequía en el sur de la Amazonia y la región del Pantanal fue la peor de los últimos 50 años. Las intensas lluvias provocaron deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas en las zonas rurales y urbanas de América Central y del Sur.
El 2020 superó a 2019 y se convirtió en el año de incendios más activo en el sur de la Amazonia. La sequía fue un factor determinante. La cuenca del río Amazonas, que se extiende a lo largo de nueve países de América del Sur y almacena el 10% del carbono global, ha experimentado una mayor deforestación en los últimos cuatro años.

Mientras la sequía afectaba a gran parte de México y América del Sur, 2020 trajo un inédito récord de 30 tormentas en la cuenca del Atlántico.
El nivel del mar en la región crece por encima del promedio mundial. Con un promedio de 3,6 mm anuales, entre 1993-2020, el nivel del mar en el Caribe ha aumentado a un ritmo superior al promedio mundial, que fue de 3,3mm al año.
En el Caribe, 2020 fue el año con las mayores alteraciones de la temperatura oceánica jamás registradas. A partir de mayo de 2020 las temperaturas de la superficie del mar comenzaron a enfriarse gradualmente en el Pacífico ecuatorial y se desarrolló La Niña. Esto, junto al aumento de temperatura en el Atlántico contribuyó a una temporada de huracanes más activa de lo normal.
Los fenómenos meteorológicos extremos afectaron a más de ocho millones de personas en América Central, agravando la carestía de alimentos en países que ya estaban paralizados por crisis económicas, restricciones de COVID-19 y conflictos.
Es urgente generar conciencia sobre el daño que la actividad humana está causando al planeta. Por ello, desde Vida Circular, nos hemos comprometido en impactar a la audiencia y encaminarla hacia acciones en beneficio del medio ambiente. Es importante que cada una de las decisiones que tomemos sean en función de una vida más sustentable y en armonía con el mundo que habitamos.
Fuente: Organización de las Naciones Unidas